Saturnino Efrén de Jesús Herrán Guinchard fue un pintor, dibujante y profesor de ilustración y diseño editorial que impulsó el muralismo mexicano. Nació en julio de 1887 en Aguascalientes, México. Sin embargo, tras la muerte de su padre, se vió obligado a mudarse a la Ciudad de México. A los 16 años ingresó a la Escuela de Bellas Artes gracias a una pensión concedida por Ezequiel A. Chávez.
Dentro de la academia uno de sus maestros fue German Gedovius quién lo introduce a la pintura, el maestro que lo instruyó al dibujo y sus tendencias modernas fue Antonio Febrés y posteriormente se volvió profesor titular de la clase de dibujo. En 1906 participó en la exposición organizada por la revista Savia Moderna donde exhibió su trabajo junto a Jorge Enciso, Joaquín Clausell y Diego Rivera.
En 1907 trabajó con el arqueólogo Leopoldo Batres como dibujante de los monumentos arqueológicos de Teotihuacán; también realizó registro de dibujos sobre pintura mural. En 1902 incorporó los ideales modernistas a su propia estética generando reflexiones sobre la cultura prehispánica y entendimiento del mundo mesoamericano, se dedicó principalmente a la ilustración de libros y revistas.
En 1988 su obra fue declarada monumento artístico. Su relevancia en la Historia del Arte Mexicano se debe a que fue el iniciador de la pintura que se desarrolló durante el siglo XX, expresando los nuevos anhelos de la pintura mexicana al ahondar en la vida y costumbres mexicanas e indigenistas; retratando la belleza indígena mexicana sin exotizarlo.
Su interés por las raíces prehispánicas originó la expresión de una nueva belleza que presenta el sincretismo existente entre los dos pilares de lo que nombramos como “mexicanidad” resultando en un despertar pictórico que buscaba las representaciones iconográficas que mostraran el alma nacional, la cual radica en la condición mestiza de los mexicanos.
Saturnino Herrán fue el impulsor de la elaboración de pintura mural en México y es uno de los representantes más importantes de la etapa indigenista dentro del arte moderno mexicano al ahondar en la representación de las raíces prehispánicas por lo que la iconografía juega un papel importante dentro de sus obras pues utiliza elementos propios de las culturas indígenas.
En sus obras encontramos el reflejo del contexto histórico del país al ser representaciones de la vida cotidiana acompañadas de una crítica social, observamos que utiliza colores vivos junto a colores paja y ocres; sus temáticas son costumbristas y las expresa en un estilo figurativo donde identificamos la plena influencia de las ideas modernistas.
Dos de sus principales características son que utilizaba los colores claro al fondo y los oscuros al frente, contrario a como lo hacían la mayoría de los pintores de la época y que, debido a la falta de materiales y quizá por la necesidad de encontrar una técnica propia, Herrán mezclaba lápices de colores combinados con manchas de acuarela (para realizar sus dibujos), implementando así la técnica de lápices acuarelables lo que para la época fue un efecto novedoso.
Su última etapa artística transita entre los hispano y lo mesoamericano, una de sus obras más célebres de esta etapa plástica es el mural inconcluso “Nuestros dioses antiguos” (1916) el cual estaba contemplado para decorar el Palacio de Bellas Artes, pero no lo concluyó debido a su muerte en 1918.
El actual Museo Nacional de la Acuarela “Alfredo Guati Rojo” cuando aún tenía el nombre de Instituto de Arte de México, realizó una exposición de homenaje al artista (1965) donde se exhibió un boceto del mural “Nuestros dioses antiguos” así como dibujos sobre acuarela, estudios previos para obras definitivas y la acuarela perteneciente al museo “Alegoría” misma que podrás observar con detenimiento al visitarnos; te invitamos a observar de primera mano los elementos formales de nuestro Saturnino y déjate maravillar por su talentoso trabajo.